VIENDO CON LOS OJOS DE DIOS

Una de las cosas más importantes que Dios ha hablado a mi corazón, es el cambiar la forma de ver la realidad y empezar a verla desde su óptica. Muchas veces nuestra visión tiende a nublarse viendo sólo lo que nos rodea, y más en este tiempo en el que una nube gris cubre la tierra y donde todo pareciera que va de mal en peor; es ahí donde Dios nos dice:

No mires tanto lo que te rodea, enfócate en lo que Yo estoy viendo, Yo Soy el especialista en sacar lo mejor de ti en tiempos de crisis.

Me llama la atención cómo Dios le da una visión a Jeremías y luego le pregunta qué es lo que observa, para saber si lo que estaba viendo se ajustaba a lo que Él le estaba mostrando en ese momento. “La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:11-12).

También encontramos el caso de Ezequiel, el cual Dios por medio del Espíritu le muestra un valle de huesos secos y le pregunta que si esos huesos secos cobrarían vida. Aquí también podemos apreciar cómo una situación vista desde lo natural, representa algo totalmente diferente para Dios; es claro que esta visión lo que le estaba mostrando a Ezequiel era la realidad espiritual y lo que estaba pasando e iba a pasar con la casa de Israel en ese entonces, y fue precisamente por medio del Espíritu que ambos profetas pudieron entender lo que Dios les estaba mostrando.

“Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo” (Ezequiel 37:10).

Es claro que los planes de Dios son los mejores para nosotros y que Él quiere llevar a cada uno de sus hijos a tener una visión precisa y ajustada a la de Él. “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).

Dios nos ha permitido ver esta cuarentena desde otra perspectiva, para todos es un tiempo de aislamiento preventivo, pero para los hijos de Dios es el tiempo perfecto para intimar con Papá. Se ha quitado toda distracción y excusas de ocupaciones para introducirnos en un mayor nivel de intimidad, sobre todo con la persona del Espíritu Santo, la cual nos ayudará a ver los planes del Padre y ser entendidos en los tiempos.

El Espíritu Santo mora en quienes han reconocido a Jesús como Señor y Salvador, y es quien nos revela la verdad y nos guía en todo. Juan 14:26 dice: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho”. Es tiempo para abrir los ojos y dejarnos enseñar por la Tercera Persona de la Trinidad quien es Dios también.

Jesús en Su Palabra, señaló varias referencias sobre el Espíritu Santo, dejando claro su importancia y compañía una vez Él ya no estuviera entre nosotros. Anunciando lo siguiente: “Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes” (Juan 16:7).

Incluso el mismo Jesús necesitó de la guía y la ayuda del Espíritu para poder cumplir su misión aquí la tierra. Un ejemplo claro de su importancia, fue cuando llevó a Jesús al desierto, y siendo tentado por Satanás, le dio la fuerza para salir victorioso de esa prueba. Jesús caminó con el Espíritu Santo todo el tiempo.

Como expresaba anteriormente, este es el tiempo preciso para que el pueblo de Dios fortalezca su relación y dependencia al Espíritu Santo, dejándose dirigir para poder cumplir el propósito por el cual fuimos creados. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14).

Rinde tus debilidades, deseos, miedos e incertidumbre.

El Espíritu Santo viene a tu vida para hacer lo siguiente:

1. HABITAR DENTRO DE TI DESDE QUE ACEPTAS A JESÚS:

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros” (1 Corintios 3:16).

2. REVELARTE EL CARÁCTER DE JESÚS:

“El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber” (Juan 16:14).

3. TRANSFORMARTE A LA IMAGEN DE JESÚS:

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

4. AYUDARTE EN TUS DEBILIDADES:

“De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26),

5. EMPODERARTE PARA QUE CUMPLAS EL PLAN DE DIOS Y PUEDAS REVELAR LA GLORIA DE DIOS EN TODO LUGAR DE LA TIERRA.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Lograr tener una mayor comunión con Él nos llevará a estar enfocados en todo tiempo y tener la capacidad de ver las temporadas difíciles desde la óptica de nuestro Padre Celestial.

Edinson Ladier Molina López